Los autónomos del País Vasco perciben una pensión de jubilación mensual media de 728 euros, la más alta de España, y los de Galicia reciben la más baja con una media de 542 euros, mientras que los madrileños son los terceros de toda España que más perciben, una media de 680 euros. Así lo señala la federación de autónomos OPA a partir de datos de la Seguridad Social del mes de octubre.
A nivel nacional, los autónomos perciben una pensión media de 622 euros mensuales frente a los 986 euros que cobran los trabajadores del Régimen General, lo que supone una diferencia del 37 %, ha destacado OPA en un comunicado.
En Asturias la pensión de jubilación media que recibe un trabajador del Régimen General es de 1.143 euros, mientras que la de un autónomo es de 594 euros, lo que supone un 49 % menos que los primeros y convierte a Asturias en la región donde se da la diferencia «más acuciante» entre estos pensionistas.
Por el contrario, Extremadura es la región con menos diferencia entre las pensiones de los trabajadores del Régimen General (794 euros al mes) y los autónomos (607 euros), lo que constituye una diferencia del 24 %.
Tras el País Vasco, Navarra y Madrid son las comunidades donde los autónomos reciben una pensión de jubilación más elevada, con 697 euros de media y 680 euros, respectivamente.
Por otro lado, los trabajadores por cuenta propia de Baleares y Canarias reciben las pensiones más bajas después de los gallegos, con una cuantía media de 586 y 590 euros, respectivamente.
Las cuantías medias de las pensiones que reciben los autónomos en el resto de territorios son de 656 euros en La Rioja y en Aragón, 642 euros en Castilla-La Mancha, 640 euros en Cataluña, 638 euros en Ceuta y 636 euros en la Comunidad Valenciana.
Seguidas de las pensiones en Murcia (626 euros), Andalucía (612 euros), Castilla y León (609 euros), Melilla (608 euros) y Cantabria (593 euros).
Según OPA, es importante reducir la brecha entre regiones respecto a las pensiones de los autónomos y por ello ha recomendado a estos trabajadores que, siempre que sea posible, coticen la aportación máxima porque a largo plazo redundará positivamente en la pensión que van a recibir cuando dejen de ejercer su actividad.