La trigésimo séptima edición de la Feria Internacional de Turismo, Fitur, cerró el domingo pasado sus puertas con la cifra récord de 245.000 visitantes entre profesionales y público, un 6 % más que el año pasado, según las primeras estimaciones de los organizadores.

Las tres jornadas reservadas a profesionales registró un crecimiento del 9 %, hasta los 135.838 participantes, con una alta representación internacional, destacandose los destinos de América, con un incremento del 17 %; seguidos de Asia-Pacífico, con un 12%, y Europa (incluido Israel), con un 9 % más. En total 9.672 empresas participaron en el certamen, procedentes de 165 países, con un repunte del 23 % de las tecnológicas que desarrollan productos para el turismo.

La feria se clausura con «una excelente valoración comercial» por el alto volumen de acuerdos y contactos celebrados, y con un impacto económico para Madrid de 240 millones de euros.
La Comunidad de Madrid es un referente mundial no sólo por la organización de este certamen, sino por el número de visitantes que recibe, en 2015 once millones de personas, una cifra récord. «Ese nivel alto de turismo nos convierte en un destino turístico por excelencia, es un turismo que genera inversión, crecimiento económico, creación de empleo», ha manifestado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, en su visita a la feria.

En este punto, ha recordado que el año pasado los turistas gastaron 7.081 millones de euros en la región, 841 millones más que el año anterior, lo que supone un gasto medio por turista de 1.331 euros.
En cuanto a creación de empleo, el turismo (que representa casi el 7 % del PIB de la región) generó 35.000 nuevos puestos en 2016 en la Comunidad de Madrid, un 10 % más respecto al año anterior.
Cifuentes ha recordado la puesta en marcha de la estrategia de turismo de Madrid 2016-2020, la «hoja de ruta» con la que desde el Gobierno regional aspiran a impulsar un crecimiento «inteligente y sostenible» de este sector y a consolidar la Comunidad «como uno de los grandes destinos del mundo».

Fuente: El Economista